La diferencia entre lo que te consume y lo que te nutre
En ocasiones, confundimos la rutina diaria, los sacrificios y la angustia emocional con amor verdadero. La idea de que las cosas cambiarán si seguimos luchando, si seguimos convenciendo a nuestro corazón de quedarse, es un mito que solo nos deja vacíos y agotados.
No es amor si vives en un constante tira y afloja con tus propios sentimientos, si necesitas justificar lo injustificable o si te sientes constantemente sobre cristales rotos, temiendo el próximo paso, la próxima palabra. El amor real no es una lucha; es un abrazo de calma, es un lugar seguro.
En este artículo, queremos invitarte a reflexionar sobre lo que significa un amor consciente, a ver con valentía las señales de lo que realmente funciona para tu bienestar emocional, y a hacer las paces con la idea de que el amor no debe doler.
¿Cómo se siente un amor consciente?
Un amor consciente no es un amor perfecto ni idealizado. Es un amor que entiende y respeta los procesos de cada persona, que válida sus emociones, que reconoce los límites y las necesidades del otro. No es una lucha interna ni una constante negociación sobre si debes quedarte o irte. Es un espacio en el que, aunque los desafíos puedan surgir, siempre existe un entendimiento mutuo y la voluntad de crecer juntos, sin perder el sentido de quién eres.
El amor no es algo que encontramos. El amor es algo que construimos.
En un amor consciente, las palabras fluyen sin miedo, las emociones son compartidas sin temor al juicio, y las diferencias no se perciben como obstáculos insalvables, sino como oportunidades para aprender y adaptarse. Es un amor que se construye sobre la base de la comunicación, el respeto y la aceptación. No hay lugar para el sacrificio constante de las propias necesidades ni para la manipulación emocional. En un amor consciente, cada individuo tiene el derecho de ser plenamente él mismo, sin temor a perder la conexión o el afecto del otro.
Ser lo suficientemente valiente para ver las señales
A veces, no vemos las señales de lo que realmente funciona y lo que no, porque el miedo a la soledad, al cambio, o a la incertidumbre nos ciega. Nos aferramos a una relación que ya no nos suma por la idea de que algún día cambiará. Nos engañamos a nosotras mismas, diciéndonos que el amor verdadero es doloroso, que es normal estar constantemente en un estado de alerta emocional.
El amor no duele, el amor sana.
Ver las señales de lo que no funciona requiere valentía. Necesitas ser honesta contigo misma y preguntarte si te sientes vista, escuchada y respetada. Si las respuestas no son afirmativas, es momento de observar si realmente la relación está aportando bienestar a tu vida emocional. No se trata de buscar la perfección, sino de ver si las bases de la relación están fundadas en la autenticidad, el respeto y el apoyo mutuo.
Si estás en una relación donde constantemente sientes que tienes que dar más de lo que recibes.
Si sientes que tu voz no es escuchada o que tus necesidades emocionales siempre quedan en segundo plano.
Si te encuentras justificando comportamientos que te lastiman o sintiendo que no eres capaz de ser tú misma, esa es una señal clara de que el amor consciente está ausente.
Las señales de lo que no funciona no siempre son evidentes a simple vista, pero cuando las encuentras, tienes la oportunidad de cambiar la dirección de tu vida amorosa hacia algo más saludable.
El miedo y la inseguridad en las relaciones: ¿realmente son amor?
Es común tener miedo y sentir inseguridad en una relación, pero cuando este miedo y esa inseguridad son constantes, es una señal de que algo no está funcionando. El amor real no está basado en el miedo. El amor real no es una cuestión de supervivencia emocional. Cuando el amor se siente como una constante batalla por tu paz interior, por tu bienestar, es hora de poner en perspectiva lo que realmente estás viviendo.
Cuando sentimos miedo, el cuerpo y la mente nos dan señales claras: nerviosismo, ansiedad, pensamientos intrusivos, inseguridad sobre el futuro. Si estos síntomas son constantes, puede ser un indicativo de que la relación no está siendo saludable para ti. El amor consciente no te saca de tu zona de confort de manera constante. Te reta, pero te reta de una manera que te permite crecer como persona, no como un sacrificio de lo que eres.
El amor es lo único que crece cuando se comparte. – Antoine de Saint-Exupéry
Cuidado con la idealización: lo que podría ser vs. lo que es
Uno de los mayores peligros en las relaciones es la idealización. La tendencia a quedarnos atrapadas en lo que «podría ser», en lo que imaginamos que cambiará con el tiempo. Nos enfocamos en lo que la relación podría llegar a ser, en lugar de enfrentar lo que realmente es.
Esto nos lleva a vivir en una fantasía que no tiene base en la realidad. El amor consciente te invita a mirar la relación tal y como es, no como desearías que fuera. Si una relación se basa en promesas de cambio, en lugar de estar anclada en el presente, no es amor real.
Si estás en una relación en la que constantemente esperas que el otro cambie, pero esa espera nunca se materializa.
Si Cada vez que algo no va bien, te dices a ti misma: «pronto cambiará, pronto mejorará». Esto es vivir en la ilusión, y la ilusión no es amor.
El amor consciente es el que es capaz de ver la realidad y aceptarla tal cual es, sin perder la esperanza, pero también sin dejarse engañar por promesas vacías.
El amor consciente no te exige convencerte a ti misma de que debe funcionar, ni te hace sentir que tienes que justificar lo injustificable. En un amor real y consciente, no hay necesidad de luchar por quedarte, porque el amor por sí mismo te invita a estar presente. Este amor no se alimenta de lo que «podría ser», sino de lo que es. Si sientes que tu relación te consume, que tus necesidades emocionales quedan siempre en segundo plano, que vives más en la esperanza de un cambio que en la realidad de lo que estás viviendo, es hora de hacer una pausa.
El amor es una elección, no una necesidad.
Sé valiente, escucha las señales, y decide si lo que estás viviendo es lo que realmente quieres para tu bienestar emocional. El amor consciente requiere que te respetes a ti misma, que te pongas primero y que tomes decisiones desde un lugar de autenticidad y autocompasión. Y si algo no está funcionando, es completamente válido soltar, porque el amor, al final, siempre debe ser un refugio, nunca una lucha.
Es hora de que te elijas, que elijas un amor que te nutra, que te haga crecer, que te haga sentir plena, porque ese es el amor que mereces.
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*Los contenidos del Club de la Tusa redactan solo para fines informativos y educativos. No sustituyen el diagnóstico, el consejo o el tratamiento de un profesional. Ante cualquier duda, es recomendable la consulta con un especialista de confianza. Fotografía: Pinterest
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