En una sociedad donde las expectativas ajenas parecen estar constantemente sobre nosotros, es común escuchar que priorizarse a uno mismo es egoísta. Sin embargo, quiero decirte algo importante: no es egoísmo, es amor propio.
El amor propio es una de las bases fundamentales para una vida sana y equilibrada, y el hecho de cuidarnos a nosotros mismos no nos hace egoístas; nos hace responsables de nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro bienestar. La verdadera generosidad comienza cuando aprendemos a cuidarnos y respetarnos, ya que solo así podremos dar lo mejor de nosotros al mundo.
El amor propio no es un acto egoísta
Cuando nos referimos al amor propio, muchas veces nos encontramos con el rechazo o la crítica de aquellos que no comprenden su verdadero significado. “¿Por qué te dedicas tanto tiempo a ti misma? No es justo, los demás también te necesitan” nos dicen. Pero, ¿quién va a estar verdaderamente disponible para los demás si no está completo, equilibrado o feliz consigo mismo? Si no eres capaz de amarte y valorarte, ¿cómo esperas que los demás lo hagan?
La primera gran lección que el amor propio nos enseña es que debemos aprender a darnos a nosotros mismos el cuidado y la atención que merecemos. Esto no tiene nada que ver con ser egoísta o narcisista. Es una forma de reconocer nuestras necesidades, escuchar nuestras emociones y dedicar tiempo para recargarnos.
En palabras de RuPaul: “Si no puedes amarte a ti mismo, ¿cómo diablos vas a amar a otra persona?”
El amor propio es necesario para el bienestar emocional
Imagina que eres un vaso de agua. Si no te llenas a ti misma primero, ¿qué le vas a ofrecer a los demás? El amor propio funciona de la misma manera. Cuando estamos agotadas, emocionalmente drenadas y sin tiempo para nosotras, lo que estamos haciendo es vaciar ese vaso sin volver a llenarlo. El amor propio implica llenarse de bienestar, de descanso, de lo que nos hace felices. Solo así podremos estar presentes y dar lo mejor de nosotras a los demás, ya sea en nuestras relaciones familiares, laborales o de amistad.
El amor propio tiene un impacto directo en nuestra salud mental. Nos ayuda a poner límites, a ser asertivas ya decir «no» cuando sea necesario. Nos da las herramientas para reconocer nuestra valía, incluso cuando los demás no lo hacen.
Como dijo Maya Angelou: “Tú solo serás libre cuando puedas decir 'no' sin que sientas culpa” .
Aprender a decir no a los demás cuando nuestra energía está agotada es un acto de amor propio. No es egoísmo, es simplemente un reconocimiento de que nuestra paz mental es más importante.
Cómo empezar a practicar el amor propio
Para comenzar a practicar el amor propio, es fundamental que aprendamos a ser conscientes de nuestros pensamientos y de nuestras emociones. A menudo, vivimos en un ciclo de autocrítica y negatividad, lo que mina nuestra autoestima. Es necesario empezar por reconocer esos pensamientos y reemplazarlos por afirmaciones que nos refuercen. El primer paso para fortalecer el amor propio es hablarnos con amabilidad.
Otro paso esencial es aprender a poner límites. No es necesario complacer a todo el mundo todo el tiempo. Si no ponemos límites saludables, comenzamos a sentirnos resentidas, agotadas y desbordadas. Tomar tiempo para nosotras mismas, ya sea para leer, hacer ejercicio o simplemente descansar, es una de las mejores formas de honrar nuestro bienestar.
Como mencionó Audre Lorde: “Cuidar de mí misma no es autocomplacencia, es autoconservación, y eso es un acto de lucha”
El amor propio no es un lujo, es una necesidad.
La importancia de rodearse de personas que refuercen el amor propio
A menudo, nuestro entorno tiene un gran impacto en nuestra capacidad para practicar el amor propio. Si las personas que nos rodean constantemente nos critican o minimizan nuestras necesidades, es más difícil mantener una mentalidad positiva y saludable. Por eso, rodearnos de personas que respetan nuestras decisiones y apoyan nuestro crecimiento personal es vital.
Algunas veces, esto puede significar alejarse de personas tóxicas o limitantes que no aportan nada positivo a nuestra vida. Es difícil, pero necesario. Debemos aprender a rodearnos de personas que nos inspiren a ser la mejor versión de nosotras mismas, que nos ayuden a recordar lo valiosos que somos. Y si en este momento no tienes esa red de apoyo, te animo a que comiences a buscarla. La gente que valora el amor propio y el crecimiento personal siempre estará dispuesta a apoyarte en tu camino hacia la autenticidad.
El amor propio como base para relaciones saludables
El amor propio es clave para cualquier relación saludable. Si no te ama a ti misma, es probable que busques validación externa de manera constante, lo que puede generar relaciones desequilibradas. La base de cualquier buena relación comienza con el respeto y el amor hacia uno mismo. Cuando te respetas, estableces límites claros, y sabes lo que mereces, atraes relaciones que reflejan esos mismos valores.
La idea de que debes ser “completada” por otra persona es un mito peligroso. Nadie debe cargar con la responsabilidad de hacerte feliz. La felicidad proviene de ti misma. A través del amor propio, te vuelves capaz de tener relaciones más auténticas y equilibradas, donde dos personas completas se unen en un espacio de respeto mutuo.
No es egoísmo, es un acto de autocompasión
Finalmente, quiero aclarar algo importante: el amor propio no es un acto de perfección. No se trata de ser siempre fuerte, siempre feliz o siempre equilibrado. Se trata de ser compasiva contigo misma. Todos tenemos días difíciles, momentos en los que no estamos en nuestro mejor momento, y está bien. El amor propio se practica en esos momentos de debilidad, en lugar de castigarnos, abrazarnos con gentileza.
El amor propio es también autocompasión. Es permitirte ser imperfecta, cometer errores y aprender de ellos sin autocastigo. Es aceptarte tal y como eres, con todas tus fortalezas y vulnerabilidades. Y en este proceso, ser amable contigo misma.
Como dijo Kristin Neff, pionera en la investigación sobre la autocompasión: “La autocompasión es un ingrediente esencial para la resiliencia emocional” .
El amor propio como motor de transformación
El amor propio no es egoísmo. Es la base de una vida saludable, equilibrada y plena. Al invertir tiempo en ti misma, te conviertes en la mejor versión de ti, no solo para ti, sino también para los demás. Practicar amor propio te permite establecer relaciones más profundas, cuidar tu salud mental y emocional, y vivir con propósito y pasión.
No te sientas culpable por cuidarte, no te sientas egoísta por ponerte en primer lugar. Como mencionó antes, «Si no puedes amarte a ti misma, ¿cómo diablos vas a amar a otra persona?» Así que empieza hoy. Hazlo por ti. Hazlo porque te lo mereces.
Ahora que entiendes el verdadero significado del amor propio, ¿qué pequeños cambios puedes hacer en tu vida para comenzar a ponerlo en práctica? Quizás sea hora de establecer límites más claros o dedicarte tiempo para ti misma. El viaje hacia el amor propio comienza con el primer paso, ¡y ese paso es tuyo para darlo!
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